jueves, 18 de febrero de 2010

MIS AMADOS CABALLOS... un relato de algo cotidiano en este nuestro país


Compartimos con Uds. un texto que caló bien hondo, porque es lo que suele suceder frecuentemente con nuestros caballos. Es increible lo que los caballos son de sensibles, intuitivos y cariñosos...asi como cuenta esta chica ellos pertenecen a un nucleo familiar con nosotros cuando lo sabemos armar. Por eso lamentamos infinitamente lo que le pasó a MONICA, a sus caballos y a tantos otros que habrá sin saberlo x ahi....
En el año 1995, mas o menos para el mes de octubre, me regalan un potrillo de 1 ½ años, estaba en mal estado, con sarna y lleno de parásitos. Si bien no tenia lugar donde tenerlo y tampoco un trabajo fijo, me comprometí a salvarle la vida, y así fue como llego Pampero a mi vida, era un potrillo alazán ruano, malacara, con patas largas, dentadura deforme pero con mucho amor para dar. Con muchísimo esfuerzo y dedicación fue saliendo adelante, engordo, su pelaje cambio, se puso alazan tostado,creció y creció, llego el momento de su doma y con paciencia y sentido comun lo fuimos logrando. Llego el momento de montarlo la primera vez y con la ayuda de un grupo de amigos, lo hice y el potro salio caminando lo mas bien, era asustadizo, pero su nobleza era tan grande que jamás corcoveo o hizo algún movimiento raro para tirarme. Pampero era mi confidente, mi amigo de los fines de semana, con quien salía a recorrer varios kilómetros y así desenchufarme de la realidad.
En estas cabalgatas conocí a mi amor humano y juntos salíamos todas las tardes de cabalgata.
La vida nos llevo a vivir a Tortuguitas y pensamos que lo mejor para los caballos era un campo, donde puedan estar libres, así fue como conocimos Manzanares-Pilar. Estuvimos en un pensionado pero nos dimos cuenta que no toda la gente ama a los caballos de la misma manera, así que comenzamos a buscar otro lugar mas tranquilo para ellos. Además la familia equina se había agrandado, junto con Pampero también estaban Sombra, la Tota, el Colo y Tobiano.
Encontramos un campo de cría de caballos de carrera que era un verdadero paraíso, la gente maravillosa, verdaderos amigos.Era el año 2002 y en Argentina vino el boom de la soja y los campos comenzaron a escasear, los alquileres se fueron a las nubes y se hizo imposible seguir pagando para estar en ese Haras.
Todos nos mudamos a otro campo en Capilla del Señor, por nuestra parte la novedad era un nuevo caballo que mi esposo permuto por el Tobiano, se llamaba Lucero, un hermoso oscuro grande y fuerte que nos lo compro mi amiga Teresa de San Antonio de Areco. También estaba Colo, un criollo overo colorado maravilloso, con un galope suave con el que podías cabalgar durante horas, el cual fue vendido a una señora que tiene campo en Tomas Jofre, la Tota una yegua tordilla geniuda pero sin maldades, el Chechu y Pampero siempre junto a nosotros.
Con el tiempo, nos hicimos muy amigos con la sobrina del dueño, la cual ayudamos incondicionalmente en lo que necesitara, hasta que surgió la idea de criar chanchos, sociedad que no prospero y destruyo una amistad con la consecuente muda a otro campo, por lo que volvimos a Manzanares, al campo Carlalexia, donde nos cobraban una pension mensual por el cuidado de los caballos. Después de un año y dos meses, nuestra yegua no era la única hembra del grupo, se había sumado su hija, Myel, una potranca maravillosa, a la cual junto con mis amigas la manoseamos desde su primer hora de vida, por lo que era sumamente mansa y juguetona.Todos los sábados los visitábamos, los cepillaba y siempre había un trabajo para hacer, corregir alguna maña, seguir con la educación en rienda, enseñar a levantar las patas , salir a dar una cabalgata y todo lo relacionado a la sanidad: vacunar y desparasitar. A nosotros nos gustaba verlos gorditos y rozagantes, sin importar el costo que eso llevara.
Un día, el 25/11/09 el encargado del campo, Angel Zarate, nos avisa que habían robado a Pampero y al Chechu, sentí morir, mi mundo se comenzaba a derrumbar, fuimos al campo, llovía torrencialmente, pero no me importo me metí por un monte de acacias espinosas siguiendo las huellas, pero a los pocos kilómetros me tuve que volver porque me encontré sola, en medio de un bosque cerrado, había perdido el celular y sentí miedo.
No resigne la búsqueda, al día siguiente unos amigos se metieron al monte y siguieron la huellas hasta donde se perdían.Al mismo tiempo, me conecte por Internet con otros damnificados y amantes de caballos y comencé a enterarme de una cruda realidad: el comercio ilegal de caballos para ser vendidos a frigoríficos exportadores, los cuales convierten a la Argentina en el mayor exportador de carne equina del mundo.Por el lado del campo, el encargado no hizo nada para ayudar, lo que mis sospechas eran evidentes, le pedí que los tres animales que me quedaban que los encerrara en un lugar seguro por las noches. Cuando me di cuenta que los dejaba las 24 hs, en un corral lleno de yuyos espinosos y con muy poco pasto, decidí sacarlo urgente de ese lugar.
El sábado 5/12 fue el veterinario del pueblo a sacarles sangre a los caballos para realizarles el examen obligatorio de AIE, ese mismo día nuestra idea era llevarlos a otro campo, pero llovía y decidimos dejarlo para el domingo. El domingo a las 8hs, nos llama el encargado para avisarnos que se habían robado a mis tres últimos amados caballos.Mi esposo con su amigo Antonio Pactac, siguieron las huellas las cuales iban bordeando el río lujan, luego cruzaban por el puente ferroviario al barrio Estancias del Pilar y luego en diagonal, cortando alambrados en dirección a la ruta Prov. 34.
No los pudimos encontrar.Mi vida se termino de derrumbar, se me terminaron las ganas de confiar en un ser humano, me da lo mismo si es viernes, miércoles o lunes, el fin de semana no tengo ni ganas de saber cuando es, mi pasión por los caballos se esta apagando y no quiero que sea así, pero todo me recuerda a ellos………Porque existen personas que no les importa nada de nada la vida de estos nobles animales, porque existe gente que lo único que busca es joder al prójimo, porque, porque………?A los cuatreros me gustaría preguntarles que porque destruyen vidas de gente que ni conocen, para que …… para que les paguen $200 por cada caballo que roban? Deberían ser más vivos y darse cuenta que los están usando, ustedes entregan estos amados animales a gente que los vende ganando muchísima más plata.
No les parece una mejor idea que ustedes críen a sus propios caballos y luego los venden al frigorífico? Sin joder la vida de personas que nada malo le han hecho y sin condenar a animales que tienen un vinculo afectivo increible con sus dueños, pero claro me olvidaba……..que estamos en un país en donde la brecha entre ricos y pobres es enorme y siempre los perjudicados somos los del medio, los que no tenemos ni mucho ni poco y nos aferramos a lo poco que temos con mucho amor y dedicación.
Ojala algún día pueda reencontrarme con mis bebotes equinos, ojala Dios escuche mis suplicas y se produzca un milagro, ojala un día pueda a volver a escribirles con la buena noticia de que encontré a mis amados caballos.
Mónica Cristina Stark -Buenos Aires-Argentina

3 comentarios:

  1. Me da muucha lástima:(, yo tengo 12 años,y me encantan los caballos, no puedo tener uno, pero voy a un club hípico para poder estar entre ellos y montarlos.Ojalá algún día encuentres a tus caballitos Mónica =)...Te deseo mucha suerte!;)Magalí.

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  2. MONICA
    no encuentro tu mail por ningun lado pero si seguis buscando tus caballos, se acaban de encontrar 510 caballos robados. Avesrigua en la pagina solocaballos o sino en la asociacion de veterinaria equina
    suerte

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  3. Tus caballos ya son mortadela lamentablemente.Yo amo a los caballos, pero no coincido conque los cuatreros hagan su propia cría intensiva de caballos para faena, porque seguirían muriendo caballos inocentes por mas que no tuvieran valor afectivo como tus caballos.El punto esta en parar de reproducir caballos para deporte o para faena. que mas dá...sean para compañia o lo que fuere, a los caballos los están exterminando en este país por ser un gran negocio.consejo:no tengas caballos.

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